El mantenimiento de los frenos es tan simple como verificar el nivel del líquido tal y como se ha explicado antes y observar la apariencia de los elementos de frenado. Unos discos oxidados, por ejemplo, son un mal presagio. Tampoco es esperanzador que los discos presenten un reborde afilado en la superficie de contacto con la pastilla, más que nada porque ese es un buen indicador de desgaste del disco.
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Otras verificaciones del estado del sistema de frenado se llevan a cabo durante la conducción, cuando se pisa el freno. Si el tacto del pedal es excesivamente esponjoso, puede existir aire en el circuito del líquido de los frenos. Si el pedal se va rápidamente hasta el fondo, podemos estar hablando de una fuga de líquido. Y si hay que pisar cada vez más, quizá es cuestión de un desgaste de las pastillas.
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En cualquiera de estos casos se hará necesario pasar por el taller cuanto antes para que se verifiquen estos indicios.
